
Tus labios se unen a los suyos y tímido aparece el contacto lingual, en ese momento en el que el intercambio de líquidos es patente una fuerte descarga de alto voltage recorre todo tu cuerpo interiormente desde los pies a la cabeza.
La piel se eriza y a la par las hormonas se encienden más todavía, llegando toda la gasolina al motor de los órganos sexuales.

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